Centro nacional de anillado de aves, Argentina

La primera vez que se presentó un plan de anillado en Argentina fue en el año 1947, mediante un proyecto del Dr. C.C. Olrog. Tras su muerte en 1985, surgió la necesidad de centralizar y coordinar las actividades que tengan como metodología el anillado de aves. Es así que en 1986 se concreta la creación del Centro Nacional de Anillado de Aves (CENAA), con el aval de varias instituciones nacionales y extranjeras. En 1988 pasa a depender de la Facultad de Ciencias Naturales y del Instituto Miguel Lillo. Los objetivos del CENAA son: formación de un banco de datos, formación de recursos humanos (mediante campañas, cursos, charlas), difusión (edición del boletín, audiovisuales y programas radiales) e investigación (ecología y conservación a través de estudios de desplazamientos de aves, dinámica poblacional, frugivoría – dispersión y predación, insectivoría, comportamiento, etc.). Desde 1986 hasta el presente se han colocado más de 9000 anillos, éstos son de aluminio, con un código compuesto por letra y números, además de la leyenda «Devuelva Instituto Lillo-Tucumán-Argentina». El CENAA, actualmente colabora con diversos proyectos desarrollados por varios investigadores e instituciones en todo el país: «Ecología del Cormorán imperial y Petrel gigante» (en Patagonia, por G. Punta); «Migración del Chorlo rojizo» (en Río Negro, por P. González y otros), «Migración de chorlos» (en Santa Fe, por A. Beltzer y otros), «Biodiversidad de la provincia del Monte» (en Mendoza, por R. Ojeda), «Efectos de la dispersión y predación en la distribución y reclutamiento de Trichocereus paracasana» (en Salta, por M. de Viana y N. Acreche),»Relevamiento de las Reservas Provinciales» (en Tucumán, por R. Bárquez y otros), «Dispersión de especies de la selva basal por aves» (en Tucumán, por O. Varela), «Biodiversidad de la Sierra de San Javier» (en Tucumán, por P. Capllonch) y «Aves insectívoras en citrus» (en Tucumán, por A. Chediack).